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miércoles, 24 de octubre de 2007

ENTREVISTA A FABIAN PERALTA

“A un buen gobierno no hay mafia que lo pueda tumbar”


“El radicalismo es un ejemplo práctico
de lo que no debe hacer un partido político”



“El gobierno de De la Rúa cayó porque
fue un gobierno que no defendió a la gente”


- ¿Cómo explica la vinculación del radicalismo con fórmula de la Coalición Cívica?

Indudablemente el radicalismo está atravesando una situación muy compleja, sin embargo, sigue siendo el único partido a nivel nacional -y aún transitando esta crisis- que tiene un desarrollo territorial que abarca todas las provincias y gran parte de las ciudades y pueblos de la Argentina. En ese marco, ante las distintas opciones que se presentan para el 28 de octubre, estamos convencidos que el radical que quiere llevar al gobierno los ideales irigoyenistas y del doctor (Arturo) Illia, se ve claramente representado por Elisa Carrió. Ya que las alternativas de los otros candidatos apoyados por algunos correligionarios, como es el caso de Roberto Lavagna, representan una forma de hacer política muy vinculada a lo que se conoció como duhaldismo.

- ¿A qué se refiere?
Básicamente a la concentración de poder por parte del referente local, con un nivel de clientelismo electoral grosero, una falta de respeto total a los manejos institucionales que le sirvieron a (Néstor) Kirchner para llegar al Gobierno, y que ahora se utiliza para que Cristina Fernández llegue a la Presidencia. Estos resabios clientelistas de hacer política, junto con el alfonsinismo dentro del radicalismo bonaerense, impulsaron la candidatura de Lavagna. Es por eso que el radicalismo necesita una reconstrucción sobre las bases que le dieron origen y que lograron hacer del radicalismo una herramienta útil para la sociedad. Si no se da este proceso de manera urgente, se va a ir languideciendo hasta constituirse solamente en un sello sin representación popular. Por eso nosotros nos resistimos a ese escenario, y muchs radicales de todo el país también resisten a esa posibilidad, como en Buenos Aires se está haciendo bajo la figura de Margarita Stolbizer. Por todo esto, nuestra participación en la Coalición Cívica es -si se quiere- un proceso natural, ya que el 2 de septiembre estábamos conformando un Frente Progresista junto al ARI y el Socialismo, cosa que continuamos haciendo ahora para las elecciones del 28 de octubre.

- ¿Qué pasa con esos radicales que formaban parte del Frente Progresista, pero hoy no tienen una postura definida?
Desde nuestra agrupación venimos haciendo un llamado a que todos ellos continúen en la línea del Frente con el apoyo a la Coalición Cívica, porque creemos que las diferencias son importantes. Mientras Carrió nos decía quién era (Julio) De Vido, Lavagna compartía el Gabinete con él; entonces me parece que hay grandes diferencias que hacen a cuestiones morales y políticas, que van a hacer que aquellos correligionarios que no tienen aún una postura tomada, en los próximos días la tomen y terminen apoyando con su voto y su participación cívica a la fórmula Carrió-Giustiniani.

- ¿Cómo explica el hecho de que dentro de esta crisis nacional del radicalismo, la Agrupación Moisés Lebensohn haya consolidado un espacio radical reconocido no sólo por propios, sino también por otros sectores políticos?
En los últimos tiempos, las experiencias políticas exitosas no han sido misteriosas. Preservar un grupo político se hace con transparencia, con mensajes claros y sobre todo con coherencia en el accionar. Hace quince meses, cuando se realizó en Rosario la Convención Nacional, nosotros fijamos una postura clara: Ni Kirchner, ni Lavagna. Nuestra conducta política en ése momento debía mantenerse en el escenario nacional. Generalmente, lo que pasa en muchos grupos de origen radical, es que el pragmatismo le ganó a la ideología, y se terminó justificando desde lo político cosas que son injustificables, como fue el hecho de apoyar o ser funcional al peronismo santafesino como sucedió en las elecciones del 2 de septiembre. Pero esa actitud tuvo su respuesta en las urnas, y hoy la conducción formal del radicalismo representa menos del dos por ciento del electorado. No es casual que la mayoría de intendentes y presidentes comunales del radicalismo optaran por el Frente Progresista como propuesta superadora, por lo que el secreto no es tan secreto: coherencia, transparencia y militancia barrial.

- ¿Considera que existió una falta de gestión por parte del radicalismo en formar nuevos dirigentes políticos, y ustedes -por ser mayoritariamente jóvenes- vienen a ser esa renovación que tanto se pedía?
Sin dudas. El radicalismo es un ejemplo práctico de lo que no debe hacer un partido a la hora de corregirse y tener mejores dirigentes, mejores militantes. Los nombres propios que se manejan como dirigencia del radicalismo son los mismos nombres que venimos escuchando hace 20 años, y no hay partido que pueda resistir eso. Tiene que haber renovación, posibilidad de que haya movilidad de cuadros, debe haber un sistema de premios y castigos que no dependan de la obsecuencia que se pueda tener con el dirigente de turno. En su momento el radicalismo santafesino dependía de lo que decidiera o no (Horacio) Usandizaga, y eso le hizo mucho daño al radicalismo, daño que se está pagando aun hoy. Nosotros estamos en una encrucijada que no tiene muchas alternativas, el radicalismo se renueva o la gente deja de creer en él. La posibilidad de tener intendentes, senadores provinciales, presidentes comunales que rondan entre 30 y 35 años, es un claro indicador de esta renovación radical. Por eso aquellos dirigentes que ya han cumplido su etapa y no quieren asumir esta realidad política, van a la declinación total.

- Respecto al escenario electoral, y de acuerdo a la cantidad de opciones, ¿cómo ve a Elisa Carrió frente al resto de los candidatos y qué diferencias sustentables hay en sus propuestas?
La Coalición Cívica representa diametralmente otro modelo de país al que se está implementando. Y se diferencia del resto de los candidatos que sólo plantean una corrección del modelo o una cuestión más prolija del mismo modelo. Nosotros entendemos que hay tres ideas básicas que representan el federalismo, la recaudación fiscal y una distribución más equitativa. No puede existir un desarrollo armónico del país, si el federalismo sigue siendo letra muerta, si los propios medios de comunicación tienen una atracción al poder central tan importante, donde en cualquier pueblo es más factible que te enteres lo que pasa en Palermo que lo que está pasando a la vuelta de tu casa. No puede existir un país si la República no funciona como debe, con división de poderes, donde exista parlamento que debata, y que estén expresadas todas las opiniones, que pueda ser un órgano de control hacia el Ejecutivo; no puede haber un modelo de país distinto si no nos planteamos a quién se le cobran los impuestos y cómo se invierte lo que se recauda. Mientras que el poder central siga manejando el 70 por ciento del tesoro nacional, y con esos recursos “compre” a gobernadores e intendentes, vamos hacia una forma de gobierno que se aleja día a día de la democracia, entendiéndola no simplemente como un sistema político, sino como una forma de democratizar los recursos y las posibilidades para todos los ciudadanos.

- ¿Qué opina de los otros candidatos que se enmarcan en la oposición?
Hay que ver que los cuestionamientos, por ejemplo, por parte del doctor Lavagna empezaron desde el momento en que él se fue del Ministerio de Economía. Las bases de este modelo económico se implementaron mucho antes de que él se fuera, y muchas medidas tienen que ver con políticas económicas que él mismo implementaba. Hay que hacer planteos con respecto a política económica, pero dentro de una discusión general. Como dice una frase de Illia: La palabra convence, pero el ejemplo moviliza. Nosotros aspiramos a que los funcionarios del Gobierno, empezando por el Presidente de la Nación, sean ejemplares, porque es bastante hipócrita a nivel social plantear mano dura contra un chico que roba un par de zapatillas cuando el Presidente o sus ministros están haciendo negociados millonarios. Desde la Coalición Cívica aspiramos a que desde el arranque tengamos un Presidente y un Vicepresidente que no roben. Los otros candidatos son versiones del menemismo un poco emprolijado, donde vemos discusiones de matices pero no discusiones de fondo, y creemos que ese es el motivo por el cual la gente optará por Elisa Carrió como alternativa.

- Sobre la política coaptiva que usted señala por parte del Gobierno, ¿cree que la sociedad entiende esa diferencia entre el actual Gobierno y lo que plantea Elisa Carrió?
Sí, porque hay cosas que están muy claras y a simple vista. Cuando hay elecciones la ciudadanía determina los hombres y las mujeres para gobernar y los hombres y las mujeres para cumplir el rol de opositor. Cuando un gobernador del día a la noche pasa a integrar, por ejemplo, la formula presidencial por un partido que no es el de él, como es el caso de (Julio) Cobos; está claro cuáles son los objetivos y los intereses que están en juego. Acá se puede trabajar por los intereses de la Nación sin necesidad de enrolarse todos en un partido único. Es importante que haya un grupo que gobierne e igual de importante es que haya un grupo que controle, que proponga, que mejore. El sistema se basa en oficialismo y oposición, por lo tanto creo que la gente advierte cuando las conductas se modifican, y por qué se modifican. En estos momentos, nosotros estamos en condiciones de plantearnos mejoras en la calidad institucional, mejoras en los distintos planes que hacen a las políticas sociales y educativas. La Coalición Cívica tiene una propuesta seria y sensata.

- En ese sentido, los contrarios a la Coalición dicen que no va a tener poder de gobernar; es decir, que no tiene la estructura necesaria y no da seguridad de gobierno. ¿Cómo se contrapone a ese argumento?
Nosotros tenemos un claro perfil de conducción: A un buen gobierno no hay mafia que lo pueda tumbar. Creemos que (Fernando) De La Rúa, y haciendo una autocrítica, no cayó por los levantamientos gestados desde el conurbano bonaerense o por alguna prensa que estaba interesada en que cayera, sino que el gobierno de De La Rúa cayó porque fue un gobierno que no defendió a la gente. Por eso, cualquier gobierno que sea defensor de los intereses de la gente, no hay mafia que pueda conspirar, ni económica, ni sindical, ni política. Cuando el gobierno defiende los intereses populares, la gente defiende al gobierno y no hay quien pueda contra un pueblo que está dispuesto a defender a su gobernante. En ese punto, si tenemos la suerte de gobernar, y si ponemos en práctica el plan que va a traducirse en beneficios concretos para la gente, creemos que para nosotros es absolutamente gobernable la República Argentina.

3 comentarios:

silviaperalta dijo...

FABI, TE FELICITO Y TE QUIERO. LA NEGRA

silviaperalta dijo...

tiembla el congreso, por fin entra un gran diputado RADICAL!!!!

Unknown dijo...

felicitaciones a vos y a moni besos a la negra.
besos .
ariel(el primo perdido)